jueves, 1 de septiembre de 2011

No sé que quiero… pero quiero

Llegar a los 30's, y pasarlos, ha sido un viaje maravilloso, creo que es una década que me sienta bastante bien, sigo aprendiendo tanto como puedo y soy un ser más sabio de cuando tenía 20 años. Llegar soltera a los 30’s no me ha causado gran conflicto, descubrí la belleza de mi independencia, de mi soledad, de mi tiempo; de no querer a alguien en mi vida para cuidarme, si para compartir, pero no espero encontrar a un hombre y delegarle la solución de mis problemas existenciales o mis ganas de tener un hijo. Nunca me he visto vestida de blanco en una iglesia llena de flores. Nunca me he visto rodeada de hijos y esperando a mi marido en casa para servirle de cenar y platicarle sobre el alza del precio en el jitomate. No me veo soportando a quien sea para no sentirme sola. Pero si quiero a alguien con quien compartir mi aprendizaje, mis neurosis, el desayuno, la cena, un baño caliente y hasta lo dejaría leer mi blog.


Pero con la edad te haces más quisquilloso (por decirlo menos) para elegir una pareja; antes salir con el niño de sonrisa bonita de la secu estaba chido, eras popular en el reino amorfo de la adolescencia; salir con el baterista de la banda estaba chido, eras la reina de las groupies, poner tus ojos en el poeta maldito o político de izquierda de la carrera, estaba chido; poner tus ojos en le geek de tu primer trabajo estaba chido o con el gerente regional de la madre, estaba chido, invitaba los tragos del viernes después de la oficina.


Pero no pasaste por toda esa bola de weyes en vano: la sonrisa es importante, pero no lo dice todo, quizá se convierta en un narcisista irremediable, con la firme creencia de que nadie lo merece, o termina no teniendo sueños en la vida. El baterista de la banda, termina siendo un músico frustrado al que nunca le llega la fama y fortuna o le llega y ahí hay que huir, porque el alcohol, drogas, viejas y rock and roll se convierte en su viaje por lo menos 10 años, ya no eres más la groupie favorita, seguro tendrá 100 con 3 tallas más que tu de bra. El izquierdoso se convierte en un oficinista de gobierno de flojera; el poeta maldito vive eternamente atormentado por el mundo y hacia dónde va, menos por la persona que tiene a dos centímetros de él. El geek seguro toca más las teclas de la compu que las tuyas, y luego resulta que son inseguros, que no saben a qué sabe la vida , que su mamá les dijo… bla bla bla bla. Y bueno el gerente regional de la madre sólo sabe de gerencia regional y da una hueva infinita verlo cumplir 30 y que quiera seguir invitándole tragos a las de 20 y como dice un amigo, entran a la edad de “viejo cochino” y quieren seguir impresionando a las chavitas con su varo o su coche. Alguna vez me invito a salir un director de finanzas de la madre, su oficina regularmente olía a Jack Daniel’s y su ardid fue decirme que saldríamos en su BMW, sonreí y respondí: no gracias, quiero morir de vieja en mi cama rodeada de mis nietos, no en un ataúd tan caro y con Jack Daniels en el asiento de atrás.


Así filosofaba con un amigo, él divorciado y yo nunca casada, pero ambos con más de 30 años, ¿qué pareja queremos? ¿Cómo debe ser ese no príncipe o no princesa azul? ¿Qué buscamos para decidirnos a compartir más allá de lo usual?

Él me decía que estar casado le parecía maravilloso y que lo disfruto mucho, pero no puede llegar a decirle eso a una mujer: uno, porque pensarían que hueva “el wey que no olvida a su ex”; dos, ¡corre! este wey quiere compromiso y yo sólo quiero sexo.

En mi camino me he topado con un par de hombres que me encantaría decirles, apostemos a que no nos enamoramos para que la vida nos sorprenda enamorándonos irremediablemente. Pero soy tan cobarde y me preocupa un mucho sentirme como la completa idiota que se declaro y no más le pusieron cara de ¡What!


¡¡¡Ahh!!!! ¡¡¡No lo sé!!! Fue mi respuesta a la pregunta ¿Qué debe tener un hombre para enamorarte? Llegaron tantas ideas a mi cabeza y todas las deseche tan rápido como llegaron. Mi amigo decía, yo nunca le pregunte que calificaciones tenían y nunca base mis ganas de salir con ellas en algo tan banal como sus calificaciones, ahora si queremos que cumplan ciertos requisitos para ser novi@s.


Nos despedimos y me quede pensando en la respuesta que no supe dar; no sé que quiero… pero quiero, si quiero a alguien en mi vida, si quiero enamorarme.


Y en la calma de mi cama pensé, ya sé que quiero: No quiero enamorarme tontamente de alguien que no valga uno sólo de mis besos, pero quiero que mi corazoncito se acelere al verlo, que me guste la medida de su mano en la mía, que sonría al pensarlo, que me urja verlo y besarlo, que abrazarlo sea un mar de sensaciones, que sus sueños y los míos quepan en el mismo espacio y que tenga corazón.


¿Lo encontraré? Tampoco lo sé, pero absténgase idiotas que crean que la vida sólo es coger, beber y que el valor de una mujer se encuentra en el escote.

lunes, 1 de agosto de 2011

8 A.M.

En mi día a día, yendo y viniendo en la rutina, caminando a paso lento, como lo aprendí de mi sombra, camino sin mirar lejos, bailando con mi silencio, hablando con mi agenda mental, confundiéndome entre el bullicio que sube y baja del autobús, no sé quién abordo primero si tu o yo, lo cierto es que las miradas se cruzaron y cayeron en un hechizo infinito; tu insistente mirada, mi timidez sonrojada; mi corazón latiendo con toda fuerza y tus pasos acercándoseme, sólo me mirabas y sólo te percibía en el olor embriagante de tu presencia, cerré los ojos para no olvidarte, te sentaste a mi lado y caí en el éxtasis de tu cercanía, de tu forma, de tu camisa blanca. Eras un regalo del destino a las 8 de la mañana, un regalo que no me atreví a conservar, mi boca no pudo pronunciar palabra y la tuya parecía luchar por preguntar cualquier cosa; llegue a mi destino, ese mismo destino que nos alejo, ese destino burlón que no te ha regresado, que no ha puesto de nuevo ese autobús en mi camino. Te mire unos minutos, pero quedaste grabado por siempre en mi memoria, memoria que te busca de vez en cuando, que desea que los hilos del destino te muevan hacía mi, para volver a encontrarte antes de que el recuerdo sea color sepia, antes que sólo seas una breve anécdota de amor a primera vista.

jueves, 23 de junio de 2011

Andas por ahí

Despierto con la sensación de que has venido a dormir, que has pasado la noche en vela mirándome dormir; algo te ha inquietado y pasaste a verme, por curiosidad, sólo por saciar tu mal sana curiosidad de saberme muerta o viva. De saber cómo son mis pasos ahora, de querer contarme algo quizá intrascendente, pero que quieres hacerme saber, de presumirme algo aprendido o preguntar mi opinión ante una de tus pueriles disyuntivas. Hoy me has llamado con el pensamiento, has llamado mi atención, te siento caminando detrás, miro sobre mi hombro constantemente, te ocultas, pero sé que andas por ahí preguntando de qué va todo, si lloro tu ausencia, si el deseo ha terminado, si el perdón ha llegado, si el recuerdo ahora es bueno. Siento tu cuerpo durmiendo junto al mío, siento tu alma siguiendo a la mía y no me gusta.